viernes, 11 de septiembre de 2015

La extraña llamada.
    
  Martín desempacó las últimas cajas de la mudanza. Le gustaba tener su propio espacio, su propio hogar. Sentía que ya era tiempo de dejar la casa de sus padres. Además, este lugar estaba mucho más cerca de la universidad y le sería más facil llegar.
  Era tarde y estaba cansado. Al otro día invitaría a sus amigos para festejar. Así que se entregó al sueño y durmió cómodamente en su nueva casa, dejando un día agotador atrás.
  Por la mañana, Martín siguió su rutina habitual. Universidad por la mañana y salida con amigos durante la noche. Y así transcurrieron tres semanas, sin saber casi nada sobre sus padres y viviendo independientemente.
  El viernes por la tarde, Martín descansaba después de pasar una semana llena de exámenes. Sonó el teléfono. "Mamá y papá", pensó. Atendió esperando un "¡Hola, hijo! ¿Necesitás algo?". Pero se sorprendió al escuchar una voz fuerte, grave,, imponente y desconocida que preguntó por él. Martín respondió. La voz sonó nuevamente,dijo que se conocían y que se tenían que encontrar. Martín se negó, pero le contestaron de nuevo:
-En tu correo hay un mapa de la ciudad, encontrarás señalado en él nuestro punto de encuentro. Nos veremos allí mañana. ¡Vení solo!- dijo imponente- Escuchá mis indicaciones: Si te veo con alguien, te mato. Si no venís, mato a tu familia.
  Apenas dijo esto, cortó la llamada. Martín se quedó paralizado con el teléfono en la oreja. Sintió que el corazón se le salía del pacho. De repente, se quedó a oscuras. Se cortó la luz. Supo de inmediato que esto no havía sido casualidad.
  Al otro día, sin luz y con un miedo que le recorría todo el cuerpo, Martín abrió el correo y, tal como le había dicho la voz amenazante la noche anterior, había un mapa de la ciudad. Estaba marcado con rojo vibrante un lugar no muy lejos de su casa.
  Temiendo por su vida y por la de su familia, Martín decidió ir. Por las dudas, no llamó a nadie para que lo acompañaran. Salió de su casa arrepentido y triste.
  Llegó al lugar. Era un edificio abandonado, a medio terminar. Sólo estaba la estructura, no había ventanas ni puertas. Martín no pudo parar las lágrimas que le caían por el rostro. De repente, apareció una figura tapada con una campera negra, larga y con capucha. Esa persona desconocida le hizo señas para que se hacercara. Mientras sentía el miedo más fuerte de su vida y temblaba a tal punto que creía que iba a caer, se acercó hasta estar frente a frente con el dueño de la amenazante voz.
  Martín se paralizó y sintió que su corazón dejaba de latir al notar que la persona que tenía en frente era él mismo.

Fin.
Lara Mouzo =)